Durante mucho tiempo los
accidentes en la mar, además de los hundimientos, los golpes ocasionados por máquinas sufridos por los tripulantes, fueron por olas que se llevaban a los marineros. En el pesquero tradicional se faenaba en cubierta, con los hombres expuestos a los embates del mar, con
escoras de hasta 35 grados. Por eso durante mucho tiempo los
ingenieros buscaron alternativas para mejorar esta situación, bien por medio de
sistemas de estabilización del barco sobre el mar, para reducir su inclinación, bien
cubriendo las cubiertas para que los tripulantes no estuviesen tal expuestos.
Pero la consecuencia de ello, y lo reconoce
Guillermo Gefaell, presidente de los ingenieros navales gallegos, es que, en ocasiones, se fabrica demasiada superestructura, es decir, lo que se conoce también como obra muerta, lo que va fuera del agua en el buque. Aunque los proyectos reciben la
aprobación de estabilidad, lo cierto es que en la actualidad puede ser un
problema.
No obstante, en la World Fishing de Vigo, la delegación canadiense liderada por John Kgrovich, insistió en que la concienciación en materia de seguridad de los marineros es determinante. No es lo mismo que se vea la seguridad como un engorro burocrático de cursos y papeles a que se haga al pescador corresponsable de su seguridad en la mar. Solo este
cambio de concepto y diseño de las políticas de seguridad ha supuesto un vuelco en la siniestralidad allá, y un bajón de los muertos.
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