Los empresarios de la industria naval, pero también de la construcción, las energías renovables, la alimentación, las nuevas tecnologías y, una vez más, el turismo, tienen una oportunidad "de oro" en
Brasil: un estado emergente, en plena eclosión económica y con una población joven y profesionalmente cualificada pero con "lagunas" industriales y "carencias" en las cadenas de producción en las que el empresariado más hábil y mejor informado puede
introducir sus negocios. Brasil está de moda y se prevé que en el trienio 2010-2012 se realicen
inversiones en este país por un valor superior a los 60.000 millones de dólares, al margen de las que puedan generarse en torno al Mundial de Fútbol y a los Juegos Olímpicos.
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