En la noche del
14 de
abril de
1912, el colosal
Titanic chocó contra un iceberg en el Atlántico Norte y se fue a pique, con el resultado de 1.517 muertos. Tres años más tarde, el
7 de
mayo de
1915, otro lujoso barco británico, el
Lusitania fue torpedeado por un submarino germano durante la I Guerra Mundial. El trágico final fue muy parecido: se hundió llevándose consigo 1.198 almas. Dos escenarios similares, dos barcos con parecidos recursos de socorro, un porcentaje similar de supervivientes y unos pasajeros de las mismas características socioeconómicas y demográficas. Los capitanes de los dos buques habían ordenado eso de «mujeres y niños primero». Sin embargo,
el comportamiento de tripulación y pasajeros fue extremadamente distinto en cada caso.
Noticia enviada por Pablo Arrieta
0 comentarios:
Publicar un comentario