Como si no tuvieran bastante en las Fuerzas Armadas con los recortes presupuestarios y los planes de austeridad que han tenido que aplicarse en mucha mayor medida que en el resto de los ámbitos del Estado, como si fueran un islote en el océano de la Administración, la Armada se ha encontrado con un problema imprevisto: una
corbeta parada, la «Infanta Elena», porque en la última reparación efectuada por la empresa pública Navantia le habían colocado los motores al revés. Navantia ha reconocido el
grave error y ha tenido que abrir una investigación interna en los astilleros de Cartagena para depurar responsabilidades. Una «avería» que no estaba prevista y que añade otro buque a la lista de los que no se pueden utilizar por falta de presupuesto para mantenerlos, y en un momento en que otra corbeta se prepara para ir a aguas de Somalia.
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